viernes, 18 de febrero de 2011

En el Perú (Parte II): Internándose en la Selva


INTERNÁNDOSE EN LA SELVA


Llego el día, a la mañana siguiente todos estábamos preparados y a la expectativa para salir, ya habíamos separado las cosas de dejar en la ciudad y empacamos las de llevar al bosque las cuales tuvimos que pesar meticulosamente para poder embarcarlas en el helicóptero.


Poco después del desayuno se me acerca Debby Moskovits, la coordinadora del equipo, y en su perfecto español me dice: "al toque salimos"; yo realmente no sabía que significaba eso de "al toque", expresión tan común en Perú, pero por la expresión en su rostro salí corriendo como un demente a buscar mis cosas pensando que ya habían llegado por nosotros....

luego de pasar unos 20 minutos en la puerta del hotel con mis cosas en la mano finalmente llego el bus que nos llevaría al helipuerto, ubicado en el Club de la Policía de la ciudad,  y que no era mucho más que un pequeño pastizal.



Helipuerto


Interior del Helicóptero


El helicóptero, de la Policía Nacional del Perú, es un enorme Mi-17 de fabricación Rusa, con una capacidad de carga de unas cuatro toneladas y hasta 32 pasajeros. 


En él que pudimos acomodar todas nuestras cosas que incluían equipos, provisiones y equipaje personal, por lo que pudimos hacer el traslado en un solo viaje.



El vuelo, que fue mi primero en helicóptero, duro poco más de una hora hasta el primer campamento de la expedición, donde aterrizamos sin contratiempos en un helipuerto que previamente construyó el equipo de avanzada aprovechando un claro en el bosque.

A parte de todo el equipo de científicos, que incluía un geólogo, ornitólogos, mastozoólogos, herpetólogos y botánicos, viajamos con la Señora Luz, de Iquitos, quien sería nuestra cocinera; y en el campamento nos esperaba un grupo de indígenas, o "paisanos", de la región quienes habían participado en la construcción del campamento en las semanas anteriores, ellos prestaron un apoyo logístico vital al desarrollo de la investigación.

Los Campamentos


Las marcas muestran la ubicación de los campamentos.


La ubicación en términos generales son los bosques en los alrededores de los ríos Yaguas y Cotuhé, ambos tributarios del río Putumayo, que constituye la frontera con Colombia al norte. Los dos ríos corren hacia el nordeste, en forma más o menos paralela entre sí. El río Cotuhé, que está ubicado más al sur, en su parte baja se interna en el territorio Colombiano, donde es el límite norte del Parque Nacional Natural Amacayacu, el cual será tema de una próxima entrada del Blog.


En total estuvimos en tres campamentos, durando unos cinco días en cada lugar. El primer campamento estaba ubicado en las cabeceras del río Yaguas, junto a una pequeña quebrada afluente del mismo. El campamento ubicado al interior del bosque era algo rústico y sencillo; básicamente eran dos enormes mesas construidas en el lugar con tablones de madera, y protegidas por unos enormes plásticos amarillos que hacían las veces de techo protegiéndonos de lo peor de la lluvia; una hacia las veces de laboratorio y la segunda de comedor. Adicionalmente, había una tercera estructura de madera con mosquiteros, que era el dormitorio de los ayudantes, una pequeña cocina hecha con hojas de palma, y un poco más allá dos simples letrinas protegidas por un tejido de hojas de palma y por una cinta reflectiva roja que cumplía la vital función de advertir cuando estas estaban ocupadas. 

Comedor en el segundo campamento

Sobre la quebrada había una balsa de madera a la que se accedía por unos escalones hechos con troncos de palma, y un poco más allá, aguas abajo, dos plataformas hechas con madera y troncos de palma, en donde tomábamos el baño diario usando unos baldes plásticos atados a un grueso cordón.

Mi hamaca en el tercer campamento




Finalmente, a unos treinta metros del campamento comenzaban dos zonas de camping, donde había pequeñas áreas donde se había limpiado el suelo del bosque para permitir armar las carpas, o en mi caso donde colgar una hamaca entre dos árboles.

Mi colega Jonh Jairo Mueses,
 pescando una raya






Los otros dos campamentos seguían la misma estructura básica, sin embargo el tercero, que estaba ubicado en la parte baja del río Yaguas, era el que más comodidades brindaba dado el amplio espacio disponible, y su cercanía con un río grande que proporcionaba espacios amplios y abiertos, y en el cual disfrutábamos pescando en las noches.








Sin duda condiciones de vida algo precarias para lo que acostumbramos en la ciudad, pero a las cuales los biólogos estamos bien acostumbrados y disfrutamos enormemente. De las numerosas salidas de campo en las que he participado esta fue en la que más comodidades he gozado, especialmente en lo que alimentación se refiere la que incluyó carne fresca, que incluía pollo, res y cecina (carne de cerdo seca, muy típica de Iquitos), así como lo que se pescaba en la zona. También había verdura y fruta fresca, especialmente los primeros días en cada campamento, cuando el helicóptero nos reaprovisionaba; así como un sin fin de galletas, panes, mermeladas, mantequilla de maní, arequipe (o manjar blanco, como le dicen allá), leche en polvo, aromáticas, café instantáneo y lo mejor de lo mejor Milo!!



Río Yaguas


De cada campamento salía un sistema de trochas que cubrían unos 15 a 20 kilómetros y que estaban marcadas con cintas reflectivas, permitiéndonos explorar los diferentes tipos de bosque en los alrededores de una forma cómoda y segura.


Cada grupo trabajaba en horarios distintos, siendo los de aves los primeros en salir al bosque, sobre las 5:00 am, y los herpetólogos (reptiles y anfibios) los últimos en salir sobre las 7 u 8 de la noche. Nosotros, los botánicos, salíamos sobre las 8:00 am y regresábamos sobre las 3:00 pm con varios costales con plantas a cuestas. Luego de el almuerzo y un corto descanso nos dedicábamos a preparar las muestras botánicas, tomar fotografías y los respectivos apuntes, labor que nos ocupaba hasta la 9 o 10 pm; el baño solía ser en la tarde antes de la cena que servían sobre las 6:00 pm, aunque a veces se postergaba hasta tarde en la noche.

Esta rutina se veía rota los días de traslado entre campamentos, cuando madrugábamos a empacar y luego de un desayuno frío preparábamos todo para abandonar para siempre el campamento que nos sirvió de hogar por algunos días, por lo remoto de algunos sitios pueden pasar muchos años antes que otro humano aventure en el lugar. Cuando todo estaba preparado esperábamos la llegada del helicóptero exponiendo a todos los resultados y hallazgos más destacados obtenidos en cada lugar, ejercicio muy valioso que nos permitía hacernos una imagen más completa del lugar.


Una vez ubicados en el nuevo campamento nos preparábamos para continuar buscando a los seres del bosque y sus secretos...

El Bosque es una infinita matriz verde, que vista desde arriba parace un enorme
 campo de brocolis, como en algún momento mencionó mi colega Nigel Pitman.

Los ríos corren sinuosos en caprichosos trazados mientras labran la llanura amazónica.

6 comentarios:

  1. Una gran aventura, el solo hecho de hacer parte de un grupo multiskill y de compartir con diferentes personas es una ganancia en experiencia y crecimiento como persona. Por otra parte es poder poner en práctica lo que ha estudiado y asimilar las enseñanzas de este proyecto.
    En esas selvas, escuchaban la radio? o se conectaban por satélite en los portátiles. Por las noches se alumbraban con velas o las famosas lámparas coleman. Como lo dice el blog: un lugar para compartir muchas anécdotas.
    Saludos- Lucio

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  2. Ciano, Espectacular experiencia, lo felicito.
    Chenao

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  4. Hola!!!!
    Felicitaciones por el blog y por el trabajo realizado, considero que es de vital interés estudiar nuestro entorno vivencial , y a ti personalmente por darnos a conocer tu trabajo.
    Un saludo y adelante.

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  5. Hola, gracias por sus comentarios. Les cuento que no escuchábamos radio; en un par de ocasiones un compañero uso su celular para reproducir música. La conexión a Internet era bastante limitada, se usaba un dispositivo que se conecta directamente a un satélite, pero es muy lento, así que solo se enviaba la información para el Blog del New York Times. Para la iluminación todos usábamos linternas de cabeza y en las mesas se colocaban algunas velas. Para la energía de las linternas, laptops y otras cosas se usaba una batería de carro y un panel solar portátil.

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  6. La verdad allá no dan ganas de escuchar música, ni radio. El entorno es muy rico y las condiciones propician el acercamiento con los otros miembros del equipo, así que los pocos ratos de ocio los disfrutábamos charlando y compartiendo experiencias con los compañeros.

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