miércoles, 13 de julio de 2011

Guaviare, un paraíso por descubrir II


Un día lleno de Cultura: la llanera y la nukak



El segundo día del viaje había dos actividades programadas, la primera una actividad cultural en la gobernación del departamento, así que salimos  temprano al pueblo a desayunar y a dar una corta vuelta antes del evento.

Escultura en la plaza principal de San José del Guaviare


Sobre las 9:00 am nos congregamos en la plazoleta de la gobernación más de 200 motociclistas en nuestras máquinas, que incluían desde scooter de bajo cilindraje hasta motos de alto cilindraje entre las que destacaban BMW R1200 GS, Yamaha Super Tenere y una linda Honda Goldwing de los 70's con un poderoso bóxer de cuatro cilindros y 1000 cc de cilindraje.

Cantante de Joropo



El departamento del Guaviare ha sido poblado por varias colonias, entre las que predomina la colonia llanera dada su cercanía con el departamento del Meta. Por lo que luego de unas palabras de bienvenida por parte del señor gobernador, la actividad cultural se concentro en Su Majestad el Joropo, con música en vivo y un grupo de niños que bailan con gran maestría y entusiasmo bajo el ardiente sol. Al final hasta los motociclistas con sus vestimentas de cuero y sus pesadas botas se vieron contagiados por la música y terminaron zapateando junto a los niños, cerrando con broche de oro la magnífica actividad.

Grupo infantil de Joropo








Luego de la actividad realizamos una caravana por las principales calles de la ciudad y terminamos en el centro cultural donde almorzamos bajo un fortísimo aguacero que duro un par de horas. Ya en la tarde partimos a la segunda actividad del día, la visita a la comunidad Nukak Maku, una de las últimas tribus nómadas del mundo y que fue contactada hace pocos años. Lamentablemente la erosión de su cultura ha sido muy fuerte y han enfrentado muchas dificultades mientras tratan de adaptarse a una cultura ajena y que no proporciona espacios a otras formas de vivir en este planeta.

Para llegar al resguardo tuvimos que recorrer una carretera destapada, que aunque nivelada a causa de la lluvia se convirtió en un tremendo barrial que nos dificultó el recorrido a todos, especialmente a quienes teníamos motos de calle, a las que un barro rojizo y pegajoso bloqueó las ruedas impidiendo el avance y propiciando múltiples caídas. Yo mismo caí en dos oportunidades, una con mi novia en el recorrido de ida y otra solo en el de vuelta, por fortuna las caídas no fueron de consideración, siendo tan solo la caída de la moto en el barrizal. Finalmente decidimos dejar la moto a un lado del camino y completar el recorrido a pie.


Al llegar un grupo de unos 30 Nukak nos recibió a más de 200 personas, en un encuentro cultural bastante contrastante, donde resaltábamos los motociclistas con nuestra indumentaria y máquinas con la sencillez de los Nukak.

Indígenas Nukak Maku
Ellos en honor de nuestra visita hicieron una demostración de un entrenamiento de cacería, donde los hombres armados de jabalinas de madera intentaban atravesar un aro hecho con un bejuco y que lanzaban fuertemente por lo que atravesaba el campo de tiro con gran velocidad.


Ejercicio de cacería de los Nukak

Luego realizaron un baile muy sencillo con suaves cantos en su lengua...


Baile de los Nukak Maku

fue una visita corta e interesante, ellos son muy tímidos por naturaleza y no todos hablan español. A decir verdad este tipo de encuentros siempre despiertan en mi sentimientos encontrados que afectan un poco mi actitud y me ponen meditabundo.

El mundo indígena es complejo y más para quienes lo miramos desde nuestra sociedad occidental y cada día más globalizada.....

desde luego es muy valioso este acercamiento a otra cultura, que nos recuerda que hay muchas formas de solucionar el problema de cómo vivir y relacionarnos con el planeta y especialmente de cómo ser humanos...

Con las ruedas atascadas por el barro

con la cabeza llena de estas y otras reflexiones retornamos a la finca, no antes de enfrentar de nuevo el barrizal que tras el paso de tantas motos se complico aún más, convirtiéndose en toda una lucha sacar la motocicletas de allí. Lo bueno es que afloro la solidaridad que caracteriza nuestro gremio (el motero) y ayudándonos los unos a los otros sacamos nuestras motos hasta la carretera asfaltada.




Acá varios compañeros ayudando a quitar un poco de barro de la rudas
Luego y ya en la finca una lavada de emergencia a la moto y un merecido descanso para prepararnos para el último día en San José, un día lleno de naturaleza y aventura.